Pueblo Esther planta Memoria

En la mañana del domingo 24 de marzo, el presidente del Concejo Deliberante, Leonel Sizza, junto al intendente Martín Gherardi, concejales y concejalas, autoridades municipales y vecinos y vecinas que se hicieron presentes, plantaron un árbol nativo junto al Monumento a la Memoria, ubicado en Ruta 21 y 3 de febrero.

Esta acción tomada de la propuesta de Abuelas de Plaza de Mayo, enmarcada en el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, fue impulsada por el órgano legislativo local, apoyada por el municipio y promovida conjuntamente. Las autoridades compartieron reflexiones r eferidas a lo sucedido en la última dictadura cívico militar y al panorama presente. Se realizó la lectura de un sentido texto a modo de manifiesto y se reafirmó el compromiso con la Democracia.

Texto compartido:

La Memoria como semilla.

Hace 48 años dijimos Nunca Más. Cada 24 de marzo salimos a las calles a reafirmar nuestro compromiso con la democracia, pero defenderla implica todos los días de la vida. 

En la madrugada de aquel día del año 1976, superiores de las Fuerzas Armadas tomaron el poder a través de un golpe de Estado y derrocaron al entonces gobierno constitucional de Isabel Perón; de esta forma, comenzó una dictadura cívico-militar que duraría hasta 1983.

Los años que transcurrieron bajo la dictadura de las Fuerzas Armadas estuvieron signados por una constante violación de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad bajo una modalidad de gobierno de facto que a su vez formaba parte de un plan mayor conocido como Plan Cóndor, el cual ya operaba en toda Latinoamérica y funcionaba como coordinación entre las distintas dictaduras que en esos años se habían instaurado en otros países del Cono Sur, entre ellos Chile, Paraguay, Uruguay y Brasil.

 Ya no necesitan botas de suelas duras para aplastar derechos, ni la más explícita violencia para tomar por asalto el poder; se valen de las herramientas de la misma democracia para amenazarla y masacrarla. Y entran a nuestros hogares deslizándose sin pudor alguno: en el comedor de nuestras casas a través de la televisión, en la palma de nuestras manos; con tik toks hipnóticos y espeluznantes, siembran la desidia, el odio y la ira. 

Hay límites que no se cruzan y fronteras en las que nos encontramos. Más allá de las diferencias políticas e ideológicas, sabemos que hay un común denominador: la democracia. Hay un lugar oscuro al que no queremos volver, un instrumento valiosísimo que no queremos entregar. Defenderla nos convoca y nos une. Nos unen las madres y las abuelas que nos enseñaron a luchar, los hijos, hijas, nietos y nietas que ya no están; los 30.000 compañeros y compañeras detenidos y desaparecidos que se cobró la más sangrienta de las dictaduras de nuestra historia. Nos convoca el deber de resguardar lo que constitucionalmente le corresponde al pueblo. Nos quieren engañar con significados falaces sobre la libertad para llevarnos al más salvaje individualismo, para someternos a un capitalismo lacerante y vender la soberanía nacional. El hambre y la desocupación se profundizaron, la salud y la educación pública están en peligro. Los derechos de las niñeces, las mujeres, disidencias, trabajadores y trabajadoras, jubilados y jubiladas, están siendo amenazados por el más grotesco exponente de la extrema derecha. Escribió Roberto Arlt en su libro Siete Locos: “¿Usted cree que las futuras dictaduras serán militares? No, señor. El militar no vale nada junto al industrial. Puede ser instrumento de él, nada más. Eso es todo. Los futuros dictadores serán reyes del petróleo, del acero, del trigo.” 

La Memoria, hoy más que nunca, es un ejercicio necesario y fundamental. Cuando perdemos la memoria perdemos la identidad, no sabemos dónde ir, no sabemos quiénes fuimos ni quiénes son los otros. Desconocemos el rumbo porque no podemos analizar y comparar a la hora de elegir. La Memoria es columna vertebral, sostiene al pueblo, lo erige, le da firmeza. La memoria, al igual que la semilla, viene cargada de futuro. Contiene toda la información genética para poder llegar a ser el árbol que late en su destino. Con Memoria construimos futuro. 

No vamos a permitir que el negacionismo avance con sus intenciones de borrar el pasado e imponer sus discursos de odio. Ante el negacionismo, Memoria. Ante la violencia institucional, Memoria. Ante el DNU 70/2023, Memoria. Ante la Ley Ómnibus, Memoria. Siempre Memoria. Seguimos pidiendo justicia por los 30.000, que no quieran ocultar la verdad.

A 48 años de aquel negro 24 de marzo de 1976, bajo un sol vibrante de domingo,  plantamos entre todos y todas este árbol como símbolo de vida, memoria y resistencia. Lleva consigo la información de sus generaciones anteriores, como nosotras y nosotros la historia. Crecerá y verá a la ciudad crecer, será testigo y custodio del Monumento que lleva las 3 palabras de este día. Como custodios y custodias hoy nos reclama ser la Democracia. Por eso decimos convencidos y convencidas, con la voz en alto, NUNCA MÁS.